En 1933, cuando La Calera era como cualquier otro pueblo colombiano (dedicado principalmente a las tareas agrícolas y de zonas rurales) y el Parque Natural Chingaza no existía, la cementera Samper construyó la planta La Siberia. Según expertos esta fue una hazaña de infraestructura, que facilito la vida de muchos campesinos, ofreciéndoles trabajo en la fábrica.
El pueblo La Siberia estuvo constituido por la cementera y junto a esta las casas de los operarios, su propia iglesia, estación de policía, hospital, banco, droguería, escuela y tiendas.
Hoy, 88 años después de la apertura de la cementera, solo quedan ruinas corroídas, pisos y paredes consumidas por la maleza, cosas viejas y polvorientas, grafitis y mitos escalofriantes.
Archivo El Tiempo, 1945
En la planta de cemento La Siberia, ubicada en la vía Chingaza, trabajaron más de 200 personas, hasta que sus máquinas tuvieron que ser apagadas para siempre. El humo de la maquinaria afectaba en gran manera el ganado y la salud del pueblo. La contaminación ambiental que generaba esta fábrica terminó la vida de más de 500 personas en La Calera.
La cementera fue abandonada en 1999 y hoy en día es propiedad de Cemex. Aunque muchos habitantes afirman que la fábrica se cerró por darle prioridad al medio ambiente, la realidad es que Cementos Samper asumió actividades no industriales que fueron ineficaces y costosas. La cementera Samper cayó en bancarrota y tuvo que vender. La empresa Cemex abandonó la fábrica ya que las maquinaria era muy obsoleta.
En los años 60, la ausencia de leyes de protección ambiental e instituciones como Parques Nacionales Naturales de Colombia y el Ministerio de Ambiente, hizo que la fábrica dejara un impacto negativo en el páramo de Chincagaza. Es lamentable ver como en la actualidad empresas extranjeras se apropian de algunos territorios colombianos, concertando con el gobierno o con la aprobación del mismo, y terminan destruyendo el medio ambiente con el único fin de extraer los minerales que esconde la geografía colombiana.
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La empresa Cementos Samper nunca hubiera parado su producción y vendido si la recesión económica no los hubiera golpeado. La realidad es que a ellos nunca les importo que la explotación de la piedra caliza estuviera generando cáncer y problemas respiratorios en los habitantes de La Calera. Para ellos era suficiente con darles salud, educación y trabajo sin importar qué tan riesgoso resultaba su operación.
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La situación actual del páramo Chincagaza no difiere mucho a la de los años 80 ya que la piedra caliza, usada como parte fundamental en las mezclas para generar cemento, es ahora un residuo industrial. Está generando un daño ambiental por la oxidación de materiales empleados en el lugar, y también por las excavaciones para la extracción de arenas y piedras en sitios aledaños al páramo, ocasionando problemas en las cuencas aledañas, generando contaminación de aguas y erosiones en el territorio.
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Del pueblo La Siberia solo quedan sus ruinas, un gran problema ambiental y los recuerdos de quienes lo habitaron.